AFIRMAN QUE EN EL PAIS EL CONSUMO SE RECUPERA EN LA DENOMINADA CLASE ALTA PERO CONTINUA CAYENDO EN LAS CLASES MEDIA Y BAJA
Conforme datos de la distribución de los ingresos proporcionados por el INDEC, el 50% de las familias argentinas son consideradas de clase baja, mientras un 45% serían de clase media y tan solo un 5% de clase alta, siendo esta última la única que lidera una recuperación en el consumo con ingresos superiores a los 6 millones de pesos mensuales. Desde la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, se relevó que conforme el estudio Bases de consumo para pensar la reconstrucción de NielsenIQ (empresa líder mundial de inteligencia del consumidor), el año pasado marcó una fuerte caída en el poder adquisitivo, lo que llevó a un desplome del 17% en el consumo. En lo que va de 2025, se observa una mejora parcial del 4%, pero si se lo compara con 2023, el consumo sigue un 13% por debajo. Hay una leve recuperación por mejora del ingreso disponible, pero es muy desigual. La clase alta invierte en turismo, inmuebles y bienes durables. En cambio, la clase baja destina hasta el 32% de sus ingresos a alimentos y bebidas, frente al 14% de los sectores altos. La clase baja se volvió a adaptar, dejando atrás primeras marcas por segundas o terceras. También aprovecha descuentos y promociones como única vía para acceder a productos reconocidos. A diferencia de crisis anteriores, esta vez el recorte fue tan profundo que no sólo cambiaron las marcas, sino también los productos y los canales de compra. Para este año se espera una mejora del 4% más, pero el consumo seguiría 9% por debajo de 2023. El consumo no repunta, las ventas en comercios pyme bajaron por quinto mes consecutivo, más que una crisis, al menos por los dos años que dure el mandato de Javier Milei, es un nuevo paradigma en términos de consumo. Es muy difícil que el consumo vuelva a tener niveles de otros momentos, parecidos a los de los últimos 20 años. El esquema económico es distinto e irruptivo. En términos de caída de consumo, en 2024 el mismo cayó mucho más que en la pandemia. A esto se suma una inflación que golpea los tres frentes: alimentos, transporte y servicios. A diferencia de otras épocas, donde las paritarias acompañaban y los subsidios contenían parte del impacto, hoy todo sube al mismo tiempo. Por eso, aunque los precios de los alimentos se estabilicen, la recuperación sigue trabada por falta de ingresos disponibles. En este contexto, el 40% de las ventas de supermercados se realiza a través de promociones, lo que muestra el nivel de esfuerzo que requiere hoy sostener el consumo. Las proyecciones para 2026 son cautas, la expectativa es que en 2026 se recupere otro 4% más, para estar aún un 9% debajo de 2023, siendo las familias de clase baja y media las más perjudicadas.